Martes 23.04.2024
Actualizado hace 10min.
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    “Los argentinos tenemos que vencer el virus del individualismo”

    Altavoz Digital dialogó con el Padre Pepe, más conocido como integrante del grupo de “curas villeros”. Salimos desde la 9 de Julio y realizamos un recorrido de aproximadamente una hora en omnibus, lejos del Obelisco y en una humilde Parroquia en José León Suarez sostiene que los argentinos tenemos un virus que ha hecho daño a la sociedad. 

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    El Padre ‘Pepe’ Di Paola trabaja lejos del ruido y de las marchas que rodean la Casa Rosada. Conduce junto a otros sacerdotes el Hogar de Cristo, un programa para recuperar jóvenes de las adicción a las drogas.

    Nos acercamos hasta su humilde Parroquia, a metros de una de las Villas donde desarrolla tareas como un verdadero apóstol. Sencillo y simple, cerca de la gente y con los pies con barros, como pide el Papa Francisco, el padre Pepe comenta que si Evita viviera (hizo referencia a Eva Duarte de Perón al cumplir 66 años de su muerte) y caminara por distintos barrios no permitiría ver niños pidiendo comida, gente esperando en los hospitales, o indigentes viviendo en las calles, simplemente porque era una mujer comprometida con la Iglesia y fundamentalmente con los pobres.

    “Tenemos que tomar ejemplos de tanta gente que hizo las cosas bien, como de numerosos santos que dejaron huellas en la sociedad . De a poco, como católicos comprometidos acercarnos a chicos abandonados en las villas o pobres pidiendo a diario por un plato de comida” comenta el sacerdote.



    Según el diario La Nación en una nota titulada “La deuda interna” y a la que hace referencia el Padre Pepe, cuatro de cada diez argentinos viven en casas precarias. En Buenos Aires y el conurbano hay 819 villas miseria con, por lo menos, 1.200.000 habitantes. Crónicas de adultos, chicos y mayores al borde del abismo, marcados por la injusticia social y el estigma.

    Estamos frente a una realidad que entre todos tenemos que cambiar dice el sacerdote en una homilía contundente, donde además convocó a toda la Iglesia a trabajar por los que menos tienen pero también a transformar todos los días un poco el entorno de cada uno en su desarrollo personal y laboral, con compromiso y acción.  El Padre Pepe sostiene que hay que vencer el individualismo y la indiferencia que se ha apoderado de los argentinos, sin hablar de partidos políticos, en todos los sectores de la sociedad. Es un virus que realmente ha hecho mucho daño y que entre todos tenemos que revertir trabajando con propuestas en una comunidad organizada y solidaria.   

    Hace poco en una nota periodística en TN,  Alfredo Leuco, describe en forma clara al Padre Pepe y es bueno compartirlo.

    “Si el Papa Francisco es el representante de Dios en la tierra, el Padre ‘Pepe’ es el delegado del Papa en las villas. Es un iluminado que piensa como habla y que hace lo que dice. Sabe que tiene que expulsar del templo a los mercaderes de la droga. Todos los padres Pepes que hay y que no conocemos edifican granjas, comedores, canchas de fútbol, empujan para que se construyan cloacas, para que nadie abandone la escuela, para que las madres se junten en la parroquia a tejer el futuro.

    El padre “Pepe” y su equipo trabaja, desde el año 2013, en la “Misión Diocesana San Juan Bosco” que incluye a las villas: Cárcova, Curita, Independencia y 13 de Julio de la localidad de José León Suárez, del Partido de San Martín, provincia de Buenos Aires; cuatro villas – asentamientos que reúnen una población de alrededor de 40.000 habitantes, atravesados por situaciones de extrema pobreza e indigencia. Lo hacen sobre la prevención de niños, niñas y jóvenes, basados en 4 pilares: La espiritualidad, El deporte y el arte, La formación en valores y La educación. 



    Dejamos atrás la fría y solitaria noche de José León Suarez, el templo ya se convirtió en un espacio deportivo que con el pasar de las horas juntará a cientos de chicos para compartir una merienda. El mensaje fue claro, el Padre Pepe sabe que tiene una misión y trabaja para cumplirla pero está seguro que el tejido social está deteriorado y sin compromiso no se crece. A los cristianos les pide más trabajo solidario y amor al prójimo.