¿Cuáles son sus expectativas en Mendoza, ejes de trabajo y la importancia de la presencia de los pastores? Como todo sacerdote vengo fundamentalmente respondiendo a mi vocación, estamos permanentemente invitados a evangelizar, somos obreros de la mies del Señor, esto puede parecer romántico o anticuado, en realidad es el origen, así comienza nuestra vocación con una llamada y el deseo de responder a esa llamada y la fidelidad a una respuesta que está en el corazón. En este caso concreto como arzobispo de Mendoza, mi experiencia está en la orientación de expresar la cercanía de Dios a mi pueblo y también invitarlos permanentemente a vivir en la presencia de Dios para tomar ese camino, el del Señor, el del proyecto que Dios nos ha puesto en el corazón.  He estado antes en otras diócesis como obispo en Orán, al Norte de Salta y en la provincia de La Rioja y de allí traigo experiencias muy lindas de compromiso con la fe de religiosidad popular y también de fidelidad al servicio sacerdotal por parte del pueblo de Dios, más concretamente de los sacerdotes. En el caso ahora de Mendoza, encuentro una provincia pujante, en muchos sentidos, tiene enormes posibilidades que no tienen otras y se ve claramente que hay una gran capacidad de creatividad, una cultura del trabajo y también una experiencia de haber aprendido de los malos momentos con salidas creativas, con esfuerzo eficacia y frutos. Además me encuentro con una diócesis que ha sido muy bien gobernada por monseñor Carlos Franzini en cuanto a la eficacia administrativa pero sobre todo el trasmitir el evangelio del Señor, aun en momentos difíciles como los que le tocó vivir, Franzini fue un auténtico signo de Cristo y de buen pastor.   ¿Cómo ve la situación social del país, porque Uds. palpan a diario lo que pasa en la sociedad y en la Iglesia por medio de los sacramentos, cuál es el termómetro o el panorama que observa? En el caso concreto de Mendoza nuestras Cáritas han visto crecer significativamente la presencia de familias pidiendo una bolsa de alimentos o una ayuda económica, una contribución para remedios. Esto es indicativo del resto del país donde se puede ver inclusive como también las Cáritas nacionales de otras provincias se han visto desbordadas en muchos casos por la falta de trabajo, incluso la baja en ayudas, planes, programas de asistencia o acompañamiento como puede ser en el sector agrario con agricultura familiar. Todo esto ha tenido mucha incidencia en la cantidad de gente que solicita ayuda a Cáritas. En Mendoza, quizás el estado tiene posibilidades y junto a la iniciativa privada deberían trabajar e ir al encuentro de situaciones dramáticas para que no haya una exclusión de hecho de estas familias del circuito económico. En otras provincias la situación es más dolorosa porque dependen exclusivamente del Estado y en ese sentido más que nunca el rol del gobierno debe ser supervisado sobre todo para que esa ayuda social que presta no tenga fines electorales o sean rehenes de las decisiones políticas. Estamos llamados como conjunto en la Argentina a resolver la problemática de la pobreza y las inequidades muchas veces revisando los circuitos productivos y las cargas impositivas.   Un tema a destacar en Mendoza es el trabajo que se hace con el cuidado del agua. Es una  provincia que ha crecido peleando al desierto con gran laboriosidad e inteligencia del mendocino que ha permitido hacer de un desierto una gran Ciudad con numerosos espacios productivos para cuidar y proteger. Esto es muy importante y hay una necesidad de cuidar  el agua, fortalecer decisiones que se tomaron en el pasado sobre el cuidado del agua con una  ley de minería provincial que ha sido bastante fecunda preservando de toxicidad el agua. Hoy más que nunca hay que cuidar el agua para el uso potable y también para la supervivencia productiva de la provincia. Hablemos un poco de política. ¿Usted cree que la Iglesia deber participar de los anuncios o decisiones políticas, en momentos donde está aparentemente atacada por diferentes sectores sociales? La política al servicio del bien común es obra de todos. Lo que la Iglesia no puede tener es identificaciones partidarias u obrar sesgadamente en temas ideológicos; pero evidentemente la presencia de la iglesia en la sociedad como una parte de la misma es importante. De todas maneras esto también supone como un discernimiento permanente de cómo aportar al bien,  tender puentes, favorecer el diálogo y muchas veces tenemos pedidos de visitas de funcionarios públicos de distintos sectores inclusive empresarios, de manera que no son sólo los gremialistas o sindicalistas que son recibidos por la pastoral social, sino grupos empresarios que también quieren hacer su mirada o su visión. Por otra parte hay como una agenda permanente que no es la de los medios de comunicación y entonces muchas veces una celebración puede tener como la de Luján en BsAs una determinada repercusión cuando había sido prevista más de un mes atrás en otro contexto y sin la connotaciones personalizadas que la han hecho quizás más criticable o más vulnerable. Pienso que la iglesia es un protagonista importante de la realidad Argentina no excluyente pero si junto a otros al servicio del bien común y esto supone también, una decidida autocrítica de aquellas cosas que no se hacen bien y que merecen ser rectificadas para obrar con la mayor fidelidad posible al bien común.