Esta audiencia, en la que participaron 2.500 peregrinos, se realizó en la Basílica de San Pedro antes de que el Santo Padre presidiera la tradicional audiencia general de los miércoles llevada a cabo en el Aula Pablo VI del Vaticano. El motivo de la peregrinación fue devolver la visita que el Papa Francisco realizó a Pietrelcina el 17 de marzo de 2018 por el 50º aniversario de la muerte de San Pio y centenario de las apariciones de los estigmas. Acerca de esa visita papal, el Pontífice renovó “su vivo agradecimiento por la calurosa acogida” que recibió y aseguró que “no olvida ese día” y que la visita “permanece en su corazón”. En esta línea, el Papa invitó a los fieles de Benevento que “el recuerdo de aquel evento, cargado de significado eclesial y espiritual, reviva en todos el deseo de profundizar la vida de fe, siguiendo las enseñanzas de su ilustre y santo paisano Padre Pío”. Sobre San Pio, el Santo Padre dijo que se distinguió por tener una “firme fe en Dios, firme esperanza en las realidades celestiales, generosa dedicación a la gente, fidelidad a la Iglesia, que siempre ha amado con todos sus problemas y sus adversidades”. “Él amó la Iglesia, con tantos problemas que tiene la Iglesia, con tantas adversidades, con tantos pecadores. Porque la Iglesia es santa, es la esposa de Cristo, pero nosotros, los hijos de la Iglesia somos todos pecadores, ¡y algunos grandes! pero él amaba a la Iglesia tal como era, no la destruyó con la lengua, ya que está de moda hacerlo ahora”, afirmó el Papa. De este modo, el Pontífice aseguró que “el que ama a la Iglesia sabe cómo perdonar, porque sabe que él mismo es un pecador y necesita el perdón de Dios. Sabe cómo arreglar las cosas, porque el Señor quiere arreglar las cosas bien pero siempre con perdón: no podemos vivir una vida entera acusando, acusando, acusando a la Iglesia”, dijo. El acusador es el demonio En este sentido, el Santo Padre preguntó: “¿De quién es el oficio de acusador? ¿Quién es aquel que la Biblia llama el gran acusador? Y respondió que “el demonio y los que pasan la vida acusando, acusando, acusando, son: no diré hijos, porque el diablo no tiene ninguno, sino amigos, primos y familiares del diablo”. “Y no, esto no va, debemos señalar los defectos a corregir, pero en el momento en que se señalan los defectos, se denuncian los defectos, se ama a la Iglesia. Sin amor, eso es del diablo. Ambas cosas tenía San Padre Pío, amaba a la Iglesia con todos sus problemas y sus adversidades, con los pecados de sus hijos. No olviden eso”, invitó. Por ello, el Papa los animó a “comprender y acoger siempre más el amor de Dios, fuente y motivo de nuestra verdadera alegría” y aseguró que “estamos llamados a donar este amor que cambia la vida, sobre todo a las personas más débiles y necesitadas. Cada uno de nosotros, difundiendo la caridad divina, contribuye a un mundo más justo y solidario”. “Siguiendo el ejemplo del Padre Pío, por favor, no se cansen de confiar en Cristo y de anunciar su bondad y misericordia con el testimonio de su vida. Esto es lo que los hombres y mujeres en nuestro tiempo esperan de los discípulos del Señor. Testimonio”, afirmó el Papa. Al finalizar, el Santo Padre invitó a recordar el consejo de San Francisco a sus discípulos “Vayan, den testimonio, no son necesarias las palabras” y explicó que “a veces se debe hablar pero se debe comenzar con el testimonio, vivan como cristianos, testimoniando que el amor es más bello del odio, que la amistad es más bella de la enemistad, que la fraternidad entre todos nosotros es más bella que la guerra”, concluyó.