Es época de comer dulce de membrillo, sea en jalea, en dulce o el popular y rico “pan” de membrillo. Aprovechemos para consumirlo porque, además de rico, tiene numerosas propiedades e incluso -después de ser elaborado- mantiene todas las cualidades antioxidantes del fruto en fresco. Es rico en pectina, fibra que suaviza la irritación de las mucosas digestivas y produce alivio a aquellas personas que sufren de acidez, gastritis o úlceras. Además, los productos en base a membrillo tienen un alto contenido en polifenoles, una sustancia que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. El membrillo,  fruto del membrillero, árbol de la familia de las rosáceas, es muy utilizado en panadería como relleno o cobertura de facturas y bizcochos y en la elaboración de las tradicionales pastafloras. A la combinación del pan de membrillo con una rodaja de queso se lo conoce como “vigilante”, uno de los postres más sencillos y tradicionales de Argentina. En su versión más gourmet, se pueden agregar nueces o almendras peladas. La cocina moderna ha apreciado su sabor y utiliza este dulce como parte de guarniciones para acompañar distintas carnes.