A mayor velocidad, mayor es el tiempo y la distancia que se necesita para detener el vehículo y más graves las consecuencias ante cualquier falla mecánica, el reventón de un neumático, una mala maniobra de otro conductor o cualquier otro imprevisto. La velocidad máxima permitida por las señales o la reglamentación, no es siempre la más segura. La velocidad segura, que nuestra ley denomina “velocidad precautoria”, es aquella que “le permite al conductor tener siempre el dominio total de su vehículo y no entorpecer la circulación”.      La mayoría de los estados de la Unión Europea ya han adoptado medidas de reducción de los límites de velocidad en vías sin separación física de los sentidos de circulación. También se uniformó el límite de velocidad de los camiones en rutas a 80 km/h en la mayoría de los países, y de 90 km/h para los autobuses.      En España –país avanzado y exitoso en seguridad vial-, el Consejo de Ministros lo aprobó a fines de 2018, con el fin principal de reducir la siniestralidad vial y cumplir el objetivo de la estrategia de Seguridad Vial 2011-2020 de bajar a 37 la tasa de fallecidos en siniestros de tránsito por millón de habitantes. En 2017 esa tasa fue de 39. Las rutas son las vías con más alta tasa de siniestralidad –suceden 7 de cada 10 siniestros con víctimas-, y cada año muere un millar de personas.      En las zonas urbanas en España, así como en otros países europeos, se ha reducido el límite de velocidad a 30 km/h en calles de 1 carril por sentido. Esta experiencia que se replica en muchas ciudades de la UE está disminuyendo la cantidad de peatones muertos en el tránsito. España se destaca sobre el resto de los países porque va a tener esta velocidad a nivel nacional.